El sector industrial es uno de los más relevantes para la economía de nuestro país. Durante mucho tiempo hemos oído discursos acerca de la necesidad de reindustrializar España y Europa, para poder competir contra otros gigantes como China o Estados Unidos. Sin embargo, durante todo ese tiempo las necesidades, no solo de la automoción, sino de toda la industria, han ocupado un rol secundario en los debates, discursos y, especialmente, en la asignación de recursos financieros y las iniciativas legislativas o fiscales.
No parece responsable obviar un elemento tan importante para nuestra economía española. De hecho, solo el sector de la automoción genera más de 2 millones de empleos directos e indirectos, desde la fabricación del vehículo hasta el taller que se encarga de su mantenimiento. Además, representa el 12% de las exportaciones nacionales, y el vehículo aporta más de 18.000 millones de euros de saldo positivo a la balanza comercial española. En un momento tan relevante, de plena transformación, como el que estamos viviendo, la colaboración entre empresas e instituciones, así como la necesidad de escucha y actuación por parte de esta última, se vuelve imprescindible para consolidar nuestra competitividad y triunfar ante la competencia externa.
Esto lo tienen muy interiorizados los principales competidores de la UE. China y Estados Unidos llevan décadas demostrando su pleno compromiso por la promoción y defensa de sus industrias de la automoción.
En cambio, en Europa, aunque somos conocedores del valor que tienen nuestras marcas 100% europeas, se ha decidido primar las políticas medioambientales sin acompañarlas de una política industrial. Como recoge el Informe Draghi, esto ha generado una situación de riesgo elevado para la fabricación en Europa, que debe corregirse de modo inmediato. Los objetivos de transición ecológica y de descarbonización se han centrado especialmente en la automoción, único sector europeo al que se le exige cambiar por completo sus fábricas o cerrarlas en un plazo de doce años. Ni siquiera a la generación eléctrica se le exige un objetivo tan radical, pese a que Europa lleva dos décadas subvencionando la electricidad verde.
En este escenario de desequilibrio en las políticas, el impacto negativo de la falta de política industrial europea y española de acompañamiento al sector se multiplica al tratarse de un sector líder en Europa y en el mundo, y tremendamente expuesto a la competencia internacional. Pues la clamorosa falta de visión de las autoridades europeas coincide en el tiempo con el foco y prioridad que EE. UU. y China han dedicado a impulsar su industria de la automoción. La falta de coherencia en Europa, unida al foco en los competidores, explica la situación a la que nos enfrentamos, escenario además que puede empeorar en 2025 si consideramos que está en riesgo la imposición de elevadas multas a la industria europea… justo el único agente en el continente que ha cumplido sus compromisos.
Un escenario que podría frenar cualquier tipo de atracción de inversión adicional e impactar negativamente en una actividad que, ya de por sí, se está viendo afectada por una demanda que no ha sido estimulada de forma eficiente. Y estimular la demanda de los nuevos vehículos es la primera medida para resolver esta situación.
La realidad es que el último plan MOVES, a pesar de la generosa dotación presupuestaria, no ha funcionado de la forma esperada. A pesar de la buena voluntad de la medida, el hecho de tener 17 comunidades autónomas gestionando las ayudas lo ha hecho ineficiente y ha supuesto un freno al despegue de la demanda. Vamos a cerrar 2024 con una cuota de mercado del 11%, la misma que en 2023 y lejos del 20% de media que registra Europa. Hemos perdido un año.
A pesar de esto, en la actualidad sí que contamos con los ingredientes necesarios para que esta demanda explote. De hecho, pese a la percepción predominante, ya existe una infraestructura de recarga adecuada para el parque eléctrico actual y se sigue trabajando en la instalación de nuevos puntos. Como área de mejora en este aspecto, es necesario una señalización en las carreteras para que los conductores ganen en confianza, sobre todo, los que aún no conducen un eléctrico. Si tenemos esto en cuenta, podemos concluir que, si la demanda no ha explotado en nuestro país, no es por culpa de la oferta, cada vez mayor, sino porque los mecanismos para estimularla no han sido los adecuados, a diferencia de otros países.
Sin embargo, la triste actualidad nos ha demostrado que hay vías alternativas. El plan REINICIA AUTO +, de ayudas para las personas impactadas por la DANA, es mucho más eficaz, porque ya permite que las ayudas se cobren en el momento de la compra. Un claro ejemplo para seguir y poner en práctica en 2025.
Estos planes, además, deberían ir acompañados de campañas de información y concienciación desde el ámbito público, que ayuden a los consumidores a tener claras sus necesidades y las ventajas de los vehículos electrificados, transmitiendo mensajes positivos. No hace falta pensar mucho para recordar importantes campañas institucionales en materia como la eficiencia o ahorro energético; sin embargo, no ha habido ninguna para divulgar la electromovilidad.
El camino a la electrificación es el correcto. No hay que dar marcha atrás. La industria ya ha realizado la apuesta y la inversión y va a seguir cumpliendo con todos los compromisos de reducción de emisiones exigidos desde las instituciones europeas.
Los ciclos de inversión están lanzados. Las industrias están apostando fuerte por la transición. La infraestructura de puntos de recarga de acceso pública es suficiente, operativa y funcional para el actual parque de vehículos electrificados. Por tanto, lo único que falta es un plan de estímulo a la demanda que sea eficiente, acompañado de una política industrial para el sector que garantice la competitividad de las fábricas españolas, del mismo modo que hacen otros continentes con sus industrias.
Si logramos todo esto, nuestro sector tiene la capacidad para seguir siendo uno de los motores principales de la economía española. Si se sitúa nuestra industria en el foco de la acción pública, y se escucha al sector privado, tenemos la posibilidad de liderar este mercado a nivel global, pero debemos ponernos en marcha ya. Como dicen los anglosajones, “let´s walk the talk”.
José López-TafalL, director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), reflexiona en esta tribuna en torno a la importancia de un plan de estímulo a la demanda de vehículos eléctricos y de una política industrial para el sector que garantice la competitividad de las fábricas españolas.
Oasiz Madrid, el mayor centro comercial de Madrid ubicado en Torrejón de Ardoz, acogerá el primer circuito de motocross indoor del mundo a partir de las próximas semanas.
Según una encuesta realizada por la empresa de estudios de mercado Dataforce en nombre de Continental, el 72% de los gestores de flotas reconocen la necesidad de introducir cambios significativos en sus flotas para hacer frente a los retos actuales del sector.
Según el último Barómetro de la Electromovilidad publicado por ANFAC, correspondiente al cuarto trimestre de 2024, España mantiene un ritmo estable hacia la electrificación, aunque debe incrementarse. El número de puntos de recarga de acceso público ha crecido el 32% durante el 2024.
Goodyear ha firmado un acuerdo definitivo para la venta de la marca Dunlop, que incluye las marcas registradas y los activos intangibles necesarios para las operaciones del negocio de la marca en Europa, Norteamérica y Oceanía para neumáticos de consumo, comerciales y otras especialidades («Marca Dunlop»), junto con cierta propiedad intelectual asociada, a Sumitomo Rubber Industries.