La única solución para el problema de la correa de distribución de los motores Puretech es cambiar el motor
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Aunque Stellantis ha reducido el intervalo de cambio y aplica una atención comercial para subsanarlo

La única solución para el problema de la correa de distribución de los motores Puretech es cambiar el motor

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Ingenieros mecánicos, talleres y asociación de usuarios afectados por el problema citan como causa de la avería el mal diseño del motor, de forma que, por muchas veces que se repare, volverá a surgir la avería.
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Hace apenas una semana, y tras hablar con el departamento de prensa de Stellantis, nuestra web daba buenas noticias a los afectados por una grave avería en sus motores Puretech 1.2 y 1.0 de gasolina: la degradación de la correa de distribución bañada en aceite, lo que podía provocar una avería grave cuando no, la rotura del motor. Desde dicho departamento, lamentaban el consumo excesivo de aceite y la degradación prematura de la correa de la distribución por el envejecimiento del aceite en estos motores. El problema, a medida que hemos ido indagando, es mucho más grave de lo que apuntaban y, aunque lanzaron balones fuera, atribuyendo el problema a los fabricantes de aceites y de correas de distribución, la realidad es bien distinta.

Tras consultar con ingenieros mecánicos, múltiples talleres de reparación y con la constituida asociación española de afectados por esta avería, como decimos, el problema es mucho más grave, además de ser recurrente y endémico; es decir, el motor está mal desarrollado desde su origen. De hecho, el propio Grupo ha sustituido esta mecánica por otra que ya no incorpora correa de distribución en baño de aceite, sino cadena, lo que corrobora que algo no va bien, porque como citan los ingenieros, “si algo va bien, no se cambia”. 

Por otro lado, aseguran los especialistas que la avería volverá a producirse una y otra vez, hasta el fin de la vida del vehículo, y que la única solución es que Stellantis reconozca la mala concepción del motor y lo sustituya a los afectados por otro nuevo, bien con cadena (como los de la nueva generación), bien con correa al aire, transformando, si fuese posible, la mecánica. Y esta es, precisamente, la lucha que plantean las asociaciones de afectados por el problema, no sólo en España, sino también en otros países de Europa, pues, como afirman, la solución no pasa por una simple atención comercial, sino por el cambio de una mecánica mal diseñada. Además, señalan que no se trata únicamente de reparar una avería, sino que también tiene implicaciones en la seguridad vial.

La raíz del problema

El problema es que vapores de la combustión de la gasolina procedentes, por ejemplo, de la regeneración del filtro de partículas (necesario para cumplir la normativa medioambiental actual) y pequeñas filtraciones de gasolina, que se producen en todo tipo de motores, se mezclan con el aceite del motor, que es el mismo en el que está sumergido la correa de la distribución, y lubricante y elastómeros no se llevan nada bien, de forma que se produce la degradación de dichas correas, cuyos residuos obstruyen la chupona de la bomba de aceite y el filtro, lo que termina provocando la avería.

Así pues, ni aceite ni correa son los culpables del problema, a juicio de los expertos, sino de una mala concepción del motor desde su origen. Al respecto, Manuel Cerezuela, miembro de la asociación que recurrirá a la justicia y las Administraciones públicas para que así se reconozca, comenta que ha indagado en el tema con dos importantes fabricantes de correas y que estos han explicado que ellos garantizan la correa hasta 120.000 km, siempre y cuando esté bañada única y exclusivamente en aceite, sin que se mezcle con gasolina. 

Stellantis fijaba el cambio de la correa a los 175.000 km en las primeras unidades comercializadas, periodo que, posteriormente, fue reducido. Desde el Departamento de Comunicación del Grupo Stellantis recordaban en el mail recibido en esta redacción que “es obligatorio respetar los intervalos de mantenimiento y utilizar el aceite adecuado, que es esencial para un rendimiento óptimo del motor”, además de reconocer que “desde mediados de 2022 se aplica una nueva correa de distribución resistente al envejecimiento del aceite”, cuando el problema, según entienden los expertos, no es de la correa ni del aceite, sino del propio funcionamiento de la mecánica.

Asimismo, Stellantis reconocía que “a pesar del cumplimiento de las recomendaciones de mantenimiento, pueden aparecer casos de consumo excesivo de aceite o un defecto de presión de aceite (generado por la degradación prematura de la correa de distribución)” y aseguraba que se había “implementado una política de soporte adecuada:

Por consumo excesivo de aceite: el coste se cubre al 100% hasta 5 años / 100.000 km y luego de >5 a 8 años / 150.000 km, la cobertura se limita solo a las piezas.

Para el fallo de presión de aceite: se realiza una comprobación de la correa de distribución en cada servicio y todas las operaciones correctivas necesarias se llevan a cabo de forma gratuita durante un máximo de 6 años/100.000 km”.

Ni una ni otra solución, que es más económica que real, satisface a los usuarios, ya que ven que en ambos casos el problema volverá a suceder y critican que hayan confiado una parte importante de sus recursos para que de manera repetitiva tengan que hacer frente a un problema que ellos no han provocado y que limitan la calidad del vehículo, su vida útil y la confianza y seguridad del usuario, expuesto a accidentes.

Clientes indignados

Tras publicar la noticia en nuestra web, las primeras reacciones no tardaron en llegar y muchos clientes indignados se dirigieron al servicio de atención al cliente de las distintas marcas de Stellantis y se les informó, en muchos casos, que no tenían información al respecto.

Una vez más, dirigimos mail al Departamento de Comunicación de Stellantis, que reafirmó: “Efectivamente, Stellantis ha puesto en práctica nuevas acciones comerciales específicas cuyas condiciones pueden consultarse en el servicio de atención al cliente de las marcas o en cualquier servicio oficial de estas. En el caso de que la situación concreta de un cliente no estuviese cubierta por dichas acciones, serán no obstante objeto de estudio y respuesta adecuada”. Una respuesta que a juicio de expertos, profesionales y afectados ataja el problema sólo temporalmente y no de una manera definitiva.

Recordemos que se trata de un problema muy grave, cuyo coste económico es muy elevado, y afecta a los motores Puretech 1.2 y 1.0 de Peugeot, Citroën, Opel (excepto algunas unidades que incorporan en el vano un motor de origen coreano) y DS, así como a algunas unidades de la Toyota Proace y Jeep.

Actualmente, afecta aproximadamente a 220.000 vehículos, según la asociación de afectados, que ya aglutina a más de 18.000 usuarios, y que señala que Stellantis no quiere darles la razón porque implícitamente sería reconocer el deficiente desarrollo de estos motores.

Por otra parte, resulta sorprendente que a algunos clientes con este problema se les haya aplicado la atención comercial, al menos una primera vez, porque, como señalábamos anteriormente, el problema es recurrente y, posiblemente, volverá a repetirse hasta que no se dé respuesta al problema principal de la mezcla de gasolina y aceite. Al respecto, Cerezuela explica que se han reparado, como atención comercial, a quienes al acudir al concesionario para el mantenimiento les ha saltado el fallo de presión; si bien, los concesionarios no parecen muy dispuestos a ello, ya que, tras el visto bueno de Stellantis a la reparación, son los propios concesionarios (empresas particulares) los que corren con todos los gastos, que, al cabo del tiempo, son abonados por la marca, poniendo en juego su propia rentabilidad. En otras ocasiones, ha sido la red de distribución, tras cobrar la factura al usuario, la que ha solicitado dicha atención comercial, que Stellantis ha negado. Además, muchos propietarios, a la vista de lo que está sucediendo, han vendido sus coches, trasladando el problema al mercado del vehículo de ocasión.

Esta avería está sucediendo en otros países del entorno europeo, como en Francia, donde la asociación de afectados Myleo, que lleva más de tres años en marcha, tiene prevista una acción conjunta para reclamar, posiblemente el próximo mes de febrero. Por su parte, la asociación española de afectados presentará la demanda en los próximos tres meses, según nos han comunicado.

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