Ainara, la estudiante de automoción que nos enseña a valorar lo que verdaderamente importa

Con motivo de un reportaje sobre las impresiones de los estudiantes en torno a los estudios de FP de Automoción, quienes serán el talento del futuro, conocí a Ainara, Andrea y Paula. Tres estudiantes de Chapa y Pintura del IES Humanejos de Parla que amablemente me contaron sus historias y perspectivas en relación a los estudios de automoción que están cursando, en particular los de Chapa y Pintura.

Ainara, Andrea y Paula están rodeadas de compañeros y profesores, con o. Es por eso que su experiencia está enmarcada en un mundo conformado mayoritariamente por hombres. Sí es verdad que esto, poco a poco, va cambiando y yo como periodista especializada lo sé de buena tinta. 

No obstante, historias como la de estas tres jóvenes, y en particular, la de Ainara nunca dejarán de impactarme. Por eso, he querido rescatarla en esta columna de opinión.

Ainara tiene 17 años y es repetidora porque le quedó una asignatura en el que fuera su primer año de FP. Este es, por tanto, su segundo año como estudiante de automoción. Llegó al IES Humanejos por un único motivo: la pasión que profesa hacia el mundo del automóvil. 

Una pasión que le contagió su padre: "Yo empecé en esto porque mi padre en casa siempre nos ha metido en el tema de los coches. Mi hermano y mi primo son iguales, a ellos también les apasionan. Lo mismo sucede con mi novio. Él tiene un coche tuneado y siempre vamos a quedadas de coches juntos. El motor me gusta mucho", explica la estudiante. 

Pero la realidad es muy cruda a veces. Tanto que lo primero que escuchó al decidir meterse en los estudios de automoción fue "es que no te veo apretando un tornillo". Pero ella es constante y siguió: "Yo lo ignoré. Seguí con ello y aquí estoy hoy, hablando contigo".

Y siguió pese a que no lo tiene nada fácil: "Seguí con ello, pero no voy a negar que me cuesta un poco. Porque, además de que no tengo mucha fuerza, tengo una enfermedad que me debilita en este aspecto, tengo fibromialgia". Esto implica, entre otras cosas y según ella misma me contó, que le cuesta más que a sus compañeros coger cosas y moverse. 

"A mí me gusta esto, es mi pasión. Por eso quiero dedicarme a ello y seguir adelante. Es cierto que todo depende del día, porque a veces me levanto y no me puedo mover. Me dan muchos bajones, pero soy consciente de mi edad y de que tengo que labrarme un futuro. ¿Qué hago? ¿Me quedo en la cama todo el día? Pues claro que no. Tengo pasiones, tengo hobbies y pienso seguir adelante con ellos", asegura la joven.

En definitiva, Ainara es, sin duda, un ejemplo a seguir en cuanto a constancia y fuerza de voluntad. Su historia nos enseña a relativizar y valorar lo que verdaderamente importa. Ojalá podamos ser todos, aunque sea un poquito, más como Ainara.