La Asociación de Afectados Stellantis (Afestel), que representa a más de 6.000 usuarios perjudicados por un defecto de fabrica de los motores Puretech 1.0 y 1.2, confía en que Stellantis, fabricante de estas mecánicas, se avenga, en una próxima reunión ya programada, a buscar fórmulas de compensación para los miles de usuarios afectados por la compra de vehículos con estos motores, que no tienen arreglo definitivo y que les están causando graves daños económicos, ya que los concesionarios no aceptan asumir las reparaciones.
Afestel, que no descarta presentar una denuncia colectiva, espera que Stellantis reconozca el defecto de fábrica, retire los vehículos para achatarrar y retorne los importes abonados por reparaciones y mantenimientos excesivos, que ofrezca una compensación al usuario por cada día que el vehículo ha estado parado sin coche de sustitución y que compense la devaluación del vehículo.
El defecto de este motor, que se detectó en 2020, en coches adquiridos desde 2014, no sólo afecta a España (se estima que 750.000 vehículos), sino a buena parte de Europa, como Francia, donde la demanda colectiva ya está muy avanzada; Portugal, Italia, Bélgica e, incluso, fuera de la Unión Europea. La dimensión europea del problema (en torno a 4 millones de casos) hace pensar a los especialistas jurídicos en posibles fórmulas de colaboración con los colectivos afectados en otros estados miembros de la UE. En España, los perjudicados están repartidos por todo el territorio, aunque Cataluña, Madrid, Valencia, Andalucía y Galicia son las comunidades con mayor número de ellos.
Recordemos que se trata de una anomalía de fabricación de este tipo de motores utilizados en marcas como Opel, Peugeot, Citroën, DS, Jeep y Toyota, que consiste en una degradación paulatina de la correa de distribución que provoca un elevado consumo de aceite, mal funcionamiento de la bomba de vacío y otros fallos graves que derivan en una prematura degradación del motor. Todo ello supone para los propietarios costosas reparaciones, ya que los concesionarios no atienden las reclamaciones amparándose en que los plazos de garantía han vencido o en que las reparaciones no se han llevado a cabo en el propio concesionario de la marca, aunque muchos sí lo han hecho.
Dichas marcas no se hacen responsables, ya que el fallo, muchas veces, se manifiesta cuando la garantía ya ha expirado y su silencio deja en evidencia al fabricante del motor, Stellantis, que hasta ahora no se ha pronunciado, aunque la dirección del Grupo mantendrá próximamente una primera reunión con Afestel, asociación que aboga por alcanzar una solución justa y que no sean los miles de automovilistas inocentes los que paguen por un error de fabricación.
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