Mantener las inversiones en innovación verde será difícil para los proveedores de automoción

Los proveedores de automoción europeos están haciendo que sus cadenas de suministro sean más sostenibles, pero enfrentan el desafío de financiar estos esfuerzos a partir de las operaciones existentes, y el sentimiento de la industria no es muy optimista, asegura el secretario general de Clepa, Benjamín Krieger, y añade que los legisladores deberían tomar las medidas necesarias para brindar apoyo, pero la industria también necesitará trabajar más para mantenerse a la vanguardia.

Un análisis de sostenibilidad elaborado por la organización europea de proveedores de automoción revela que los proveedores están adoptando estrategias ecológicas y circulares en todas sus cadenas de valor y, si bien la producción de vehículos ha aumentado en los últimos dos años, aunque sin llegar aún a los niveles previos a la pandemia, se han logrado mejoras notables en la reducción de las emisiones de CO2 y la mejora de los esfuerzos de reciclaje.

En una muestra de 27 empresas, señala Krieger, las emisiones de carbono relacionadas con sus operaciones disminuyeron el 4,5% entre 2021 y 2022, lo que se atribuye en gran medida al significativo aumento del uso de energía renovable, que ahora alcanza el 41% del consumo total de energía. Y aunque la generación de residuos aumentó aproximadamente el 9% durante el mismo período, los proveedores informaron de un ligero aumento en el reciclaje y la recuperación de residuos de producción, alcanzando el 93% en 2022. Además, las iniciativas de sostenibilidad se extienden a la remanufactura de componentes y la creación de nuevos componentes a partir de materiales reciclados, impulsando la sostenibilidad.

Son porcentajes alentadores, pero esta tendencia debe mantenerse y ampliarse con ingresos comerciales para lograr los objetivos del Pacto Verde, indica el secretario general de Clepa, quien destaca que en los últimos datos de Clepa Pulse Check, encuesta bianual realizada en asociación con McKinsey, resulta preocupante que más de la mitad de los proveedores (56%) reporten una rentabilidad inferior al 5% y el 17% de pérdidas. No menos preocupante, señala también, es el hecho de que la UE está atrayendo relativamente menos inversión extranjera directa, lo que contrasta con el crecimiento de Estados Unidos, especialmente en la fabricación de baterías, lo que subraya los desafíos de la política industrial de la UE.

Optimizar cadenas de suministro y regulación abierta de la tecnología

Para mejorar la competitividad en movilidad eléctrica de la Unión Europea, explica Krieger, las políticas deben optimizar las cadenas de suministro de materias primas y baterías, acelerar el despliegue de infraestructura de carga, reducir las cargas administrativas y abordar las necesidades de habilidades y energía.

Es igualmente importante mantener el principio de regulación abierta de la tecnología, asegura. El debate sobre las normas de CO2 para los vehículos pesados ​​(HDV) debería centrarse en el marco adecuado para una competencia sana entre la electrificación, el hidrógeno (combustión), los remolques eléctricos, los combustibles renovables sostenibles y otras innovaciones futuras, para acelerar y reducir efectivamente las emisiones. De esta manera, se aprovechan diferentes fortalezas tecnológicas para diversos casos de uso. La campaña #TruckDiversity de Clepa destaca la importancia de adoptar una variedad de tecnologías limpias para que los vehículos pesados ​​alcancen objetivos ambiciosos de reducción de CO2.

La Comisión Europea también ha fijado objetivos ambiciosos para la transición digital. Sin embargo, sin una rápida adopción de una propuesta sectorial específica para el acceso a los datos a bordo de los vehículos, el mercado de datos seguirá cerrado. Avanzar en esta propuesta permitirá el desarrollo de nuevos modelos de negocio y fomentará el crecimiento en el sector de la movilidad, comenta.

Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en los responsables de las políticas. Las empresas europeas están acostumbradas a la competencia global, pero sólo el 17% de los proveedores cree que su estructura de costos y precios pueden competir con las empresas chinas. Y sólo el 25% cree que son lo suficientemente ágiles y receptivos a la hora de tomar decisiones o que sus ciclos de desarrollo de productos son lo suficientemente rápidos. El resto se siente neutral o “no suficientemente” preparado. Si bien la industria tiene lo necesario para llevar tecnología innovadora al mercado, requerirá mayores esfuerzos para reforzar (y en algunos aspectos recuperar) su ventaja competitiva, concluye el secretario general de Clepa.