Los datos del coche conectado limitan las opciones de reparación y mantenimiento del taller independiente

Figiefa, Federación Europea de Distribuidores Independientes de Repuestos de Automoción, ha colgado en su página web un vídeo real en el que se muestra cómo un fabricante puede usar el acceso a los datos generados por el vehículo para diagnosticar un problema de forma remota, interactuar con el conductor y guiarlo a un taller de elección del fabricante. Una situación preocupante para los talleres independientes y que podría distorsionar el mercado, a no ser que estos puedan obtener un derecho similar de acceso a los datos del automóvil.

Comienza el vídeo asegurando que los datos son el nuevo oro de la automoción. Los vehículos modernos generan hasta cuatro gigabytes por hora a intervalos regulares. El paquete de datos recopilados en el automóvil se envía al fabricante, de modo que, si surge un problema, lo descubre de inmediato. Estos datos se utilizan para una amplia gama de servicios, como diagnósticos remotos por parte del fabricante, lo que supone un problema para la mayoría de talleres independientes, porque no pueden acceder a gran parte de los datos del vehículo.

Para muchos conductores, su centro de reparación favorito es un taller independiente, instalaciones pequeñas, con precios más económicos (menor tarifa de mano de obra y repuestos más baratos) que los talleres oficiales.

De esta forma, el acceso al dato deja excluido a los talleres independientes. En este sentido, una periodista acude a un Vox Autodoktor, Hans Jürgen Faul, quien asegura que al reparar un vehículo actual, siguiendo los parámetros de reparación tal y como indica la marca, no pudo restablecer el servicio, ya que el fabricante lo bloqueó, lo que obliga al conductor a llevar el vehículo a otro taller para restablecer el servicio.

Una de estas áreas de acceso restringido es, por ejemplo, el sistema de comunicación del vehículo, lo que obliga al taller independiente a decirle al cliente que tiene que ir a la marca, algo totalmente injusto, ya que el propietario del vehículo debe poder elegir dónde reparar su vehículo. 

Prueba real

Para demostrar como el acceso a los datos puede minar el trabajo del taller independiente, Jürgen lleva a cabo una prueba con un BMW, si bien señala que podría haber elegido cualquier otra marca. Para ello, provoca un mensaje de error en el modelo, al desconectar brevemente el enchufe del sensor de masa de aire. A continuación, la conductora del vehículo (la periodista), sale con el coche y, alejada del taller, llama al servicio de asistencia de BMW, al que comunica que se ha encendido una luz de advertencia en su vehículo de alquiler. El servicio de asistencia se comunica con el vehículo, detecta la avería e indica que se trata del sensor de flujo de aire, que parece no estar funcionando correctamente. Durante la comunicación, ha detectado la ubicación exacta del vehículo (Colonia, Alemania) y pregunta a la conductora hacia dónde se dirige. Contesta que hacia el centro y que cerca de donde está hay un taller independiente que conoce. La contestación del asistente es inmediata: “ah, no, lo siento, un taller independiente no puede hacer mucho, además, no tiene sentido ir a un taller independiente porque su coche aún está en garantía”, y sugiere llevarlo a un taller concertado próximo y pide el teléfono a la conductora para hacérselo saber al técnico, asegurándola que la esperan.

La conductora elogia la amabilidad y disposición del servicio técnico de la marca, que enseguida supo todos los datos del coche, dónde estaba y la recomendó un taller. Con un poco más de calma, reflexiona sobre la cantidad de datos que la marca conocía y sobre la soberanía de los mismos, y asegura sentir una sensación extraña.

Dominik Lutter, de la Asociación Internacional de Reparadores de Carrocería, indica al respecto que su organización está extremadamente preocupada por la soberanía de los datos. Los fabricantes preseleccionan los datos; es decir, sus servidores son los primeros en recibir todos los datos. Allí se preseleccionan los que envían al proveedor externo. Y añade que “básicamente, es el cliente quien paga la factura. El problema no está sólo en el acceso inalámbrico, sino que comienza con el diagnóstico, por lo tanto, el acceso a los datos a través de la interfaz OBD, que ha estado en los vehículos durante muchos años, está limitado por restricciones de acceso”.

Elegir libremente

La periodista continúa hacia el taller donde había concertado cita, donde le piden las llaves del vehículo para leer los datos. Pregunta ¿qué información obtienen?, a lo que contestan “todos los datos, incluido el error a través de la clave”. A continuación, pregunta si no podría haberlo llevado a un taller independiente que había mucho más cerca y afirma que no lo hizo porque no estaba segura de que la hubieran podido ayudar. El empleado señala que el taller no habría tenido acceso a los datos. La periodista critica la falta de opciones del taller independiente, ya que el conductor se ve obligado a llevar el coche al taller del concesionario para no incurrir en costos. Mientras tanto, el error se ha eliminado, ya que no existía avería alguna. BMW aclara que cualquier taller puede tener acceso al sistema del vehículo bajo pedido, para lo cual debe pagar por uso o sacar una suscripción.

A modo de conclusión, la periodista explica que utilizar un moderno vehículo conectado revela mucha información personal y sobre el estado del vehículo, y es algo que hay que tener en cuenta, pero también limita el poder elegir libremente el taller, por lo que hay que sopesarlo. “Eso lo hacemos, de todos modos, a diario, cuando compartimos nuestros datos y cada vez que usamos el smartphone”.