El aceite de uso industrial es esencial para el funcionamiento de motores en todo tipo de vehículos y de maquinarias industriales. Al finalizar su vida útil, se convierte en un residuo peligroso, ya que se generan sustancias tóxicas y metales pesados debido a la exposición a altas presiones y temperaturas. No obstante, puede ser aprovechado en su totalidad y utilizado en la fabricación de nuevos productos, como bases lubricantes o fuel BIA. En 2023, SIGAUS gestionó 12.591 toneladas de este residuo en la Comunidad de Madrid, procedentes de 6.590 establecimientos de diversa tipología, siendo el 56% talleres mecánicos.
La gestión del aceite industrial usado en la Comunidad de Madrid es un modelo ejemplar de cómo un residuo peligroso puede ser recogido en cualquier punto geográfico donde se genere y 100% aprovechado como materia prima o energía. Su gestión requiere de un sistema logístico que llegue a todos los rincones en los que se produce una gota de aceite usado, lo que incluye una amplia diversidad de actividades.
En la Comunidad de Madrid, 6.590 establecimientos e instalaciones generaron aceites usados en 2023. En ellos SIGAUS recuperó 13.800 toneladas brutas de residuo (incluyendo el 8,8% de agua y sedimentos), a través de 20.424 operaciones de recogida en 141 municipios madrileños. El 62% de estos puntos generadores fueron talleres de reparación de vehículos, entre los que se incluyen establecimientos multimarca, concesionarios y talleres independientes. En ellos se recuperó el 56% (7.677 toneladas) del aceite usado que se generó en la Comunidad de Madrid durante el pasado año. El 44% restante se recogió en la industria y otros muchos sectores, como el transporte, la energía, la construcción, la agricultura, la hostelería y los servicios públicos (desde puntos limpios municipales o comarcales, hasta centros educativos, hospitales y fuerzas de seguridad y emergencias).
El aceite industrial usado se genera de forma muy extendida y dispersa en todo el territorio, y especialmente atomizada en zonas rurales o de montaña, a menudo alejadas de los grandes núcleos urbanos y con menor densidad de población, donde se eleva el nivel de exigencia para el servicio de recogida. Durante el pasado año, el 35% de los municipios madrileños en los que se efectuaron recogidas fueron rurales. En estas áreas se recuperaron 203 toneladas de aceites industriales usados.
En las zonas de montaña, donde la orografía aporta una complejidad adicional para el servicio de recogida, se recuperaron 188 toneladas en 32 municipios. Por otra parte, en 11 municipios de menos de 1.000 habitantes se recogieron 11 toneladas de aceite usado.
Adicionalmente, en zonas próximas a espacios naturales protegidos es especialmente importante la recuperación del residuo. En estos entornos se recogieron 180 toneladas de aceites usados, que se generaron en 43 establecimientos ubicados en las cercanías de 9 espacios protegidos. Un ejemplo, fue la recogida de 65 toneladas en 13 establecimientos en la Reserva de la Biosfera de Cuencas Altas de los Ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama.
El aceite usado puede ser especialmente nocivo en entornos hídricos (como ríos, lagos o embalses) porque no es biodegradable y por su capacidad de infiltración y bioacumulación. Se estima que el vertido de un litro de aceite usado puede contaminar un millón de litros de agua, y puede perdurar durante 15 o 20 años, impidiendo su oxigenación y dañando los ecosistemas acuáticos. En el entorno de recursos hídricos de la Comunidad de Madrid se recuperaron 154 toneladas de aceites usados generados en 12 puntos de generación.
El aceite usado conserva en su composición recursos que le permiten ser aprovechado en su totalidad, transformándolo en nuevos productos, como bases lubricantes o un combustible similar al fuel óleo. La cantidad recogida en la Comunidad de Madrid durante el pasado año fue valorizada en su totalidad, una vez excluidos los impropios (agua y otros sedimentos). Del residuo neto finalmente gestionado (12.591 toneladas), el 73% se destinó a regeneración, tratamiento prioritario por ley que permite transformar el residuo en bases lubricantes, que son el componente fundamental en la fabricación de nuevos aceites industriales. Gracias a este proceso, fue posible reincorporar al mercado 5.788 toneladas de nuevos lubricantes, suficientes para llenar el cárter de 1,4 millones de coches.
El segundo tratamiento posible para el aceite usado es su descontaminación para obtener un combustible —llamado fuel BIA— que sustituye al fuel óleo tradicional, y que puede ser utilizado en centrales térmicas, hornos y otras instalaciones industriales. Mediante este proceso se trató el 27% restante del residuo recuperado.
La obtención de estos productos a partir del aceite usado evita el uso de petróleo: 3 millones de barriles se ahorraron por la gestión realizada en la Comunidad de Madrid. Además, se evitó la emisión de 8.000 toneladas de CO2 y se ahorraron 121 GWh de energía.
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