El mercado de recambio ecológico podría facturar 900 millones de euros en España

El mercado de recambio ecológico para el automóvil podría facturar 900 millones de euros en España, lo que significaría en torno al 10% de todo el recambio que se mueve en nuestro país, aseguró Javier Santos, responsable de recambios de Solera, compañía tecnológica experta en todo el ciclo de vida del automóvil, el 29 de febrero en un encuentro con los medios de comunicación.

Anualmente, llegan cerca de 700.000 coches –aproximadamente, el 3% del parque automovilístico español– a los más de 1.600 CATs (Centros Autorizados de Tratamiento, lo que antes se conocía como desguaces) que hay en nuestro país, que podrían convertirse en “donantes” de recambios. De ese total, 8 de cada 10 tienen más de 15 años, por lo que sus piezas son menos aprovechables. En cambio, 150.000 coches; es decir, 2 de cada 10, tienen menos de esa edad y representan el mercado potencial y más rentable del recambio ecológico. 

De esta forma, explicó Santos, contribuirían a fomentar la reparación de una forma más sostenible, tanto ecológica como económicamente, pues proceden de vehículos irreparables de los que podrían aprovecharse las piezas que no han sido dañadas y reutilizarse para reparación, contribuyendo, por tanto, a reducir hasta el 15% el impacto de las reparaciones en la huella de CO2, pues un siniestro contamina, al tiempo que disminuiría el coste medio de la reparación el 55% sin mermar la calidad de la misma. Además, este recambio, que convivirá en el mercado con original y el equivalente, podría aplicarse en el 20% de las reparaciones.

Su importancia e impacto en la sostenibilidad lo aporta la propia dimensión que tiene el recambio, pues representa casi 6 de cada 10 euros en una reparación. Y con un precio al alza, pues se incrementó el 6% en 2023, aunque esta cifra equivale a la mitad que un año antes, cuando se encareció el 12%, duplicando nada menos que al IPC. Así pues, el recambio ecológico juega un papel clave como solución real para todos aquellos vehículos cuya reparación resulta inasumible por el coste; por ejemplo, cuando las aseguradoras dan siniestro total a un coche porque el precio de la reparación es superior al valor del coche. Este estos casos, si se utilizase recambio ecológico, la factura se reduciría hasta el 55%, como hemos señalado, y podría repararse, siempre y cuando el asegurado aceptase la reparación con recambio ecológico. En este sentido, sería recomendable que las compañías de seguro lanzasen una “póliza verde”, en la que el asegurado aceptase de antemano la reparación con recambio ecológico, lo que bajaría el precio de la misma sin mermar la calidad de la reparación.

El caso francés

La irrupción del recambio ecológico en España no es otra cosa que el compromiso de la automoción con la sostenibilidad y que tiene en Francia uno de sus epicentros. En concreto, en el país vecino ya es obligatorio presupuestar recambio ecológico, dando la capacidad de elección al usuario final, a quien se le debe informar de la existencia de esta alternativa para su conocimiento y decisión a través de dos presupuestos, uno con piezas nuevas y otro con sus equivalentes recicladas.

La excepción que contempla la legislación francesa es que se trate de piezas relacionadas con los elementos de seguridad, así como algunas de mecánica o electrónica que formen parte de los componentes de la dirección, los frenos, el tren de rodaje o la suspensión.

Recambio ecológico y reparabilidad

El camino hacia el concepto de taller sostenible pasa no solo por incorporar el recambio ecológico como alternativa para las reparaciones, sino también fomentar la reparabilidad. En definitiva, antes que sustituir una pieza, tratar de repararla y, si no es posible, intentar en la medida de lo posible incorporar piezas recicladas.

En la actualidad, el índice de reparabilidad en España se sitúa en el 66%, es decir, 2 de cada 3 piezas que intervienen en una reparación son reparadas y no sustituidas. Este índice de reparabilidad incluye las piezas que realmente se reparan, fundamentalmente las de carrocería, y el análisis tiene en cuenta el conjunto de piezas realmente reparables por cualquier taller.

Todo ello muestra cómo la posventa también empieza a vincularse ya a los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, como el ODS 12 de Producción y Consumo Responsable, cuyo punto 12.5, dice: “reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización”.

La puesta en marcha de Digital Recycling

Con el objetivo de ayudar a los CATs a digitalizar el recambio ecológico y ponerlo en el mercado, Gonzalo Pinto, director general de Desguaces El Choque, junto a un socio especializado en informatización y digitalización, ha puesto en marcha Digital Recycling, compañía que ya dispone de la oferta de recambio ecológico de más de 250 desguaces, con más de 10 millones de referencias, y a la que sumarán nuevos CTAs, incluso de más allá de nuestras fronteras, concretamente de Portugal y del norte de Europa. 

Integrada en la plataforma de Solera desde julio pasado, Digital Recycling centralizará la recepción del recambio que llegue desde los CATs, que debe cumplir unas características específicas antes de su expedición a los compradores (su compromiso pasa por un tiempo máximo de demora de 72 horas desde que se pide la pieza hasta que llega al taller), y se ocupará de atender la garantía, que es de un año. Hoy por hoy, ya lo hace desde las instalaciones de El Choque, aunque la idea es crear un HUB desde el que llevar cabo toda la operativa.

Para Gonzalo Pinto, antes las aseguradoras no utilizaban las piezas de desguace porque no existía un stock digital, la garantía no era homogénea (ahora, sí), no existía tarificación del recambio Eco, no existía servicio estándar y los talleres no estaban alineados con el proyecto, entre otros aspectos.

Digital Recycling, junto a Solera, da respuesta a todas esas demandas, lo cual no significa que este tipo de recambio sustituya al original o al equivalente, sino que lo complementa de cara a la posventa. Para que su demanda tenga tirón de cara al taller, apuntan desde la compañía, este debe contar con un margen atractivo, que estiman que será aproximadamente el mismo que ofrecen los otros dos canales.

Digitalización

Para mostrar la rebaja de costes que supone el recambio ecológico, y el beneficio que puede suponer para el usuario, la aseguradora, los talleres o las empresas de renting, Pinto hizo una demostración con recambios para la reparación de un Renault Mégane II de 2008, de forma que el precio de las piezas originales y equivalentes ascendía hasta 5.919,80 euros, mientras que con ecológicas bajaba más del 50%, concretamente, 2.864,28 euros.

Tras esta demo, pudimos recorrer el camino de la pieza ecológica, que se inicia en el desguace con la llegada del vehículo siniestrado. In situ, se analizan y marcan los recambios que están en buenas condiciones para comercializarse, se procede al vaciado de fluidos del vehículo y se desmontan dichas piezas, que pasan a comprobarse, limpiarse, identificarse digitalmente y almacenarse, para subirse a la plataforma de Digital Recycling.

De nuevo, Pinto mostró otro ejemplo del beneficio que supone el recambio ecológico de cara a la reparación del coche. En esta ocasión, con un Peugeot 308 que una aseguradora dio como siniestro total y cuyo valor en el mercado rondaba los 10.000 euros. El importe total de los recambios subía hasta los 8.672 euros, que, sumado a los 562 euros de mano de obra, hacía un total de 9.320 euros. Añadido el 21% de IVA, el precio de la reparación era de 11.278 euros.

Con el recambio ecológico, el precio de las piezas bajaba a 2.858 euros, al que se añadía 562 euros de mano de obra y el 21% de IVA, de forma que el importe total era de 4.242 euros; es decir, la aseguradora podía haber reparado y, además, haberse ahorrado una cifra importante, por no mencionar la mayor sostenibilidad de este tipo de reparación.

Por tanto, el recambio ecológico se postula como una buena alternativa de presente y futuro, porque, por lo general, es más económico y sostenible y no va en detrimento de la calidad.