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Carga inteligente: Cómo elegir el mejor cargador para tu taller
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Los conectores y potencias que necesitas conocer para la recarga de vehículos eléctricos

Carga inteligente: Cómo elegir el mejor cargador para tu taller

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El crecimiento del parque de vehículos eléctricos y la futura regulación sobre puntos de recarga en empresas y espacios comerciales seguirán generando demanda en este sector.
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Los talleres mecánicos que buscan adaptarse a la movilidad eléctrica deben considerar qué tipo de cargador instalar en función de la potencia, compatibilidad y necesidades de su clientela. Desde los cargadores estándar hasta los superrápidos, cada opción tiene ventajas y costes distintos. Además, conocer las ayudas disponibles y las estrategias de amortización es clave para hacer rentable esta inversión.

Actualmente, tres son los tipos de conectores más utilizados en cargadores para vehículos eléctricos o híbridos enchufables: el Tipo 2 (Mennekes), que es el modelo europeo para carga en corriente alterna (AC); el CCS (Combo 2), que es el más extendido en Europa para carga rápida en corriente continua (DC), y el Tipo 1 CHAdeMO, que es el patrón japonés y que en nuestro país incorporaban vehículos de marcas como Nissan y Mitsubishi antes de que Mennekes se convirtiera en estándar (2013), por lo que no es recomendable instalar este conector, salvo en talleres que reparen automóviles de estos constructores.

Otro aspecto a tener en cuenta es la potencia. Atendiendo a la misma, hay tres tipos de cargadores: estándar (AC hasta 22 kW), para cargas prolongadas durante la noche o en talleres con menor demanda energética; rápidos (DC hasta 50 kW), permiten recargar un vehículo en aproximadamente 30-60 minutos y son recomendables en talleres que desean ofrecer servicio rápido, y superrápidos (DC +100 kW), pueden cargar un vehículo en menos de 20 minutos, pero requieren una infraestructura eléctrica más potente y suelen instalarse en talleres con gran volumen de clientes.

Su elección depende de varios factores, como la capacidad de la batería del vehículo, el tipo de cargador instalado y la potencia disponible en la red eléctrica del taller. En términos generales, los tiempos de carga pueden clasificarse de la siguiente manera:

  • Carga estándar (AC 7-22 kW): Es la más común en talleres que desean ofrecer una carga sin necesidad de grandes modificaciones eléctricas. Este tipo de carga utiliza corriente alterna y suele requerir entre 4 y 8 horas para cargar completamente un vehículo con una batería de 40-60 kWh. Para talleres donde los vehículos permanecen en servicio varias horas.
  •  Carga rápida (DC 50 kW): Es una opción intermedia que permite cargar un vehículo en menos tiempo, utilizando corriente continua y mayor potencia. Con un cargador de 50 kW en DC puede cargarse el 80% de la batería en aproximadamente 30-60 minutos, dependiendo de la capacidad del vehículo. Es una buena opción para talleres que ofrecen cargas rápidas a clientes que necesitan recuperar autonomía sin esperas prolongadas.
  • Carga superrápida (DC 100 kW o más): Diseñada para minimizar los tiempos de espera al máximo. Los supercargadores de 100 kW o más pueden cargar hasta el 80% de la batería en solo 15-30 minutos, por lo que son una gran opción para talleres con una alta demanda de servicio a vehículos eléctricos. No obstante, la instalación de estos cargadores requiere una infraestructura eléctrica más robusta y puede implicar una mayor inversión inicial.

 

En conclusión, los más recomendables son los de carga rápida, ya que ofrecen una combinación ideal entre rapidez y coste de instalación. No obstante, si el taller cuenta con una gran afluencia o con flotas de vehículos, entonces los superrápidos son la opción más adecuada.

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Ventajas para el taller

Disponer de cargadores eléctricos en el taller ofrece una serie de beneficios, tales como aumento de clientes con vehículos eléctricos que necesitan un punto de carga, posibilidad de generar ingresos adicionales ofreciendo carga de pago, mayor competitividad frente a otros talleres que no cuentan con este servicio, posibilidad de mantener cargados los vehículos eléctricos de flotas o clientes y beneficios fiscales, en algunos casos, con ayudas y subvenciones para la instalación.

Tiempo de instalación y recomendaciones

El tiempo de instalación de los cargadores varía según la complejidad del sistema, pero, en general, suele ser de entre una y cuatro semanas para los estándar y hasta un máximo de 6 semanas para los rápidos. El tiempo estimado para los supercargadores oscila entre 4 y 6 semanas, dependiendo de si se precisan adecuaciones eléctricas adicionales.

Es recomendable instalar el cargador en una zona segura, con buena ventilación, acceso fácil y sin riesgo de impactos. Si es en el exterior, debe contar con protección frente a la intemperie. Sobre las ventajas y riesgos de instalarlos en el interior o en el exterior, todo depende del espacio disponible. Los exteriores deben estar protegidos contra lluvia y temperaturas extremas. Los interiores pueden ser más seguros, pero requieren ventilación adecuada. Por otro lado, los cargadores en exterior aportan una mejor accesibilidad, especialmente cuando se quiera dar acceso al público general.

Además, si hablamos de instalar supercargadores en talleres, hay que que tener en cuenta la infraestructura eléctrica, ya que la instalación de supercargadores (DC +100 kW) puede requerir una ampliación de la acometida eléctrica del taller, lo que puede suponer un coste elevado. También el espacio disponible, pues es recomendable contar con una zona de carga amplia y bien ventilada, y las autorizaciones y permisos, porque, dependiendo del municipio, pueden requerirse licencias específicas para la instalación de supercargadores.

Precauciones en el manejo

Ahora bien, como toda instalación eléctrica que se maneje o con la que se trabaje hay que tener distintas precauciones antes, durante y después de la carga. 

Antes de la carga, debe comprobarse que el cargador está en buen estado y libre de humedad o daños visibles. Revisar que el vehículo es compatible con la potencia y el tipo de conector. No utilizar alargadores ni adaptadores no homologados. Y confirmar que el área está despejada y libre de materiales inflamables.

Durante la carga no debe manipularse el cable ni desconectar el cargador bruscamente. Evitar tocar el conector con las manos mojadas y no colocar objetos pesados sobre los cables ni dejarlos en zonas de paso.

Después de la carga es preceptivo desconectar el conector correctamente, siguiendo las instrucciones del fabricante y guardar los cables en un soporte adecuado. Finalmente, debe realizarse una inspección visual del cargador y el cable para detectar posibles daños.

Mantenimiento de los cargadores

El mantenimiento adecuado de un cargador es fundamental para garantizar su eficiencia, seguridad y durabilidad. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Inspección periódica: Se recomienda revisar visualmente el cargador y los cables para detectar daños o signos de desgaste, como conexiones flojas, sobrecalentamiento o corrosión en los conectores.
  • Limpieza regular: Es importante mantener el conector y la carcasa del cargador libres de polvo, humedad o residuos que puedan afectar su funcionamiento. En el caso de cargadores exteriores, se debe verificar que no haya acumulación de suciedad en las ranuras de ventilación.
  • Actualización de software: Muchos cargadores incluyen funciones inteligentes que permiten recibir actualizaciones de firmware para mejorar su rendimiento, seguridad y compatibilidad con nuevos vehículos.
  • Protección contra sobretensiones: Se recomienda instalar sistemas de protección eléctrica para evitar daños por picos de tensión o cortes de suministro.
  • Uso adecuado: No forzar los conectores, evitar enrollar el cable de manera incorrecta y asegurarse de que el cargador se utiliza dentro de los parámetros recomendados por el fabricante.

 

Precio de los cargadores

El precio de un cargador para taller varía en función de varios factores, como la potencia del equipo, la infraestructura eléctrica existente y los requerimientos específicos del taller. A título orientativo, un cargador estándar (AC hasta 22 kW) cuesta entre 1.000 y 2.500 euros, y uno rápido (DC hasta 50 kW), entre 8.000 y 15.000 euros, mientras que el superrápido (DC +100 kW) suele superar los 30.000 euros.

Dependiendo de la infraestructura del taller, la instalación tiene un coste adicional. Si el sistema eléctrico no necesita modificaciones mayores, el coste puede oscilar entre 500 y 3.000 euros. Por el contrario, si se requieren adecuaciones significativas en la red eléctrica o refuerzos en la acometida, el precio puede aumentar considerablemente.

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Ahora bien, ¿un taller puede cobrar la recarga? La respuesta es sí; mediante sistemas de gestión que permiten configurar tarifas y control de usuarios, si bien esta gestión es recomendable dejarla en manos de un operador.

Amortización de la infraestructura

El tiempo de amortización de un cargador en un taller depende de la cantidad de clientes que lo utilicen, el precio que se fije por la recarga o el tipo de cargador instalado.

En talleres que ofrecen la recarga como un servicio de pago a sus clientes, la inversión puede recuperarse en un período de 1 a 3 años, especialmente si se instalan cargadores rápidos o superrápidos, que generan mayor demanda. Además, si el cargador es utilizado para cargar la propia flota del taller o como incentivo para atraer clientes, el retorno puede medirse en términos de fidelización y diferenciación frente a la competencia.

Por otro lado, si el cargador se instala sin una estrategia clara de monetización o sin suficiente volumen de vehículos eléctricos en la zona, la rentabilidad podría extenderse a más años. Por ello, es recomendable analizar el flujo de clientes y la demanda local antes de la instalación para optimizar el retorno de la inversión.

Ayudas a la electrificación

El Plan MOVES III ha sido un incentivo clave para la instalación de puntos de recarga en España, facilitando la transición a la movilidad eléctrica mediante subvenciones para la compra e instalación de cargadores. Con su finalización, es probable que se produzca un descenso en la demanda de nuevos cargadores en el corto plazo, especialmente entre talleres que dependían de estas ayudas para amortizar la inversión inicial.

No obstante, el sector prevé nuevas medidas para continuar impulsando la infraestructura de recarga, tanto a nivel nacional como autonómico. Algunas comunidades autónomas podrían lanzar planes específicos de subvención, mientras que el Gobierno de España y la Unión Europea están explorando nuevos programas de apoyo financiero y fiscales para promover la electrificación del transporte.

Además, el crecimiento del parque de vehículos eléctricos y la futura regulación sobre puntos de recarga en empresas y espacios comerciales seguirán generando demanda en este sector, haciendo que la instalación de cargadores en talleres continúe siendo una inversión estratégica a medio y largo plazo.

Reportaje originalmente publicado en la edición impresa de Posventa de Automoción (nº  54).

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