El I Foro de Movilidad Sostenible, impulsado por ALD Automotive bajo el título de “El impacto social de la nueva movilidad”, puso encima de la mesa el debate sobre cómo conjugar los pilares medioambiental, laboral, tecnológico y social de la sostenibilidad en un sector en transformación como el de la movilidad. En este acto se abordaron cuestiones clave para esta transformación.
En el encuentro, estuvieron presentes Antonio Cruz, subdirector general de ALD; Daniel Truran, embajador de BCorp en España; Carlota de Paula Coelho, manager en MAS Business; Rafael del Río, director técnico de Aedive; Fernando Martín, director de desarrollo de negocio en grandes cuentas de Caser; Ángel Sánchez, CEO de Revoolt y Juan Luis Antolín, director de comunicación en PONS Mobility.
El subdirector de ALD fue el encargado de dar inicio al encuentro recordando que, en un momento como este, lo más importante es definir “qué acciones funcionan y cuáles no” para que los cambios acometidos tengan un impacto real. Según explica Cruz, en un momento en el que la foto es tan importante para quienes quieren ser sostenibles –y comunicarlo– lograr un impacto verdaderamente transformador es un reto para las compañías. La buena noticia es que, aunque queda mucho por avanzar, están trabajando en ello, advierte. Carlota de Paula Coelho explica que “hace falta voluntad para distinguir acciones concretas de lo que verdaderamente es algo transcendente: una cosa es plantar cien árboles y otra hacer un seguimiento de que, en cinco años, todos siguen ahí”.
La ciudadanía, los consumidores, son una gran fuerza tractora para que las compañías intenten generar cada día un mayor impacto positivo. Estas, a su vez, pueden premiar el buen comportamiento de sus clientes. En el caso de las aseguradoras, Fernando Martín habla de incentivar, más que el uso, el buen uso. “Teniendo en cuenta que la prima de seguro puede suponer hasta el 30% del precio de un vehículo de renting, podemos construir sobre ello y animar a conducir de forma más sostenible”, ejemplifica Martín.
Según se ha debatido en este foro, la legislación es otro de los grandes empujes en la transformación de la movilidad. Esta, considerada a veces un palo, también puede ser un incentivo a la construcción de un modelo sostenible. Juan Luis Antolín subraya que “es precisamente la legislación la que permite que las instituciones den, además de protección a la ciudadanía, soporte a las empresas para mejorar su conocimiento”.
Los asistentes destacan que es muy importante que exista un rigor técnico a la hora de comunicar, que despeje dudas y ayude a los consumidores a tomar decisiones. En el caso de los vehículos eléctricos, frente al relato negativo de la falta de infraestructuras, se deben usar datos reales para empujar la transformación. Rafael del Río advierte que “a finales de 2019, en España había 5.500 puntos de recarga. Ahora, pandemia mediante, hay más de 20.000”.
Además, advierten que desmontar falsos mitos es importante, como también lo es contar casos de éxito que den esperanza y que demuestren que la movilidad es la punta de lanza de un sistema con mayor impacto positivo a nivel social, medioambiental, tecnológico y laboral. Es el caso de Revoolt, una start up que ejemplifica que se puede apostar por la descarbonización y el trabajo digno en el sector de la logística. Ángel Sánchez explica que “al principio, nos tachaban de locos por cosas como usar vehículos eléctricos o por tener contratados a nuestros repartidores, ya que la mayoría de empresas como la nuestra funcionaban con riders autónomos”.
Ellos fueron pioneros cuando el viento estaba en contra, pero, en el contexto actual, instituciones, compañías y ciudadanos parecen remar a favor y persiguen un objetivo común. Daniel Truran declara que “están ocurriendo cosas que no han ocurrido antes. Los ciudadanos ya no quieren solo compañías que den un servicio perfecto, sino que contribuyan a cambiar las cosas y a generar un impacto positivo en la sociedad y en las personas”.
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