Las etiquetas creadas por la DGT hace 10 años tenían un objetivo claro: diferenciar los coches en función de su contaminación; una idea que permitió concienciar a los usuarios de que había tecnologías que contaminaban más o menos. Sin embargo, este etiquetado condiciona las posibilidades de acceso a las ciudades debido a las restricciones implementadas en las Zonas de bajas Emisiones (ZBE). Y, por tanto, limita la movilidad de los usuarios.
En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lleva tiempo exigiendo que este etiquetado se base en la contaminación real de los vehículos y no en el tipo de motor, ya que se producen situaciones poco coherentes como muestran los ejemplos.
Ejemplos de etiquetas ecológicas en coches de mucho consumo: Mercedes GLS 600 4 Matic. Mild hybrid. Consumo 13,9 l/100, Etiqueta ECO; BMW X5 M Competición Mild hybrid. Consumo 12,9 l/100, Etiqueta ECO; Mercedes AMG S 63 E. Híbrido enchufable. Consumo homologado: 4,4 l/100. Consumo cuando funciona con gasolina: más de 12 l/100 km. Etiqueta 0 emisiones. Ejemplo de un coche de bajo consumo etiqueta C: Toyota Aygo X Cross gasolina. Consumo homologado: 4,8 l/100, Etiqueta C.
Según explican, al utilizarse estas etiquetas para restringir el tráfico en ZBE se llega a la paradoja de que, una persona que adquiere un utilitario barato de gasolina con poco consumo y bajas emisiones no puede entrar en determinadas zonas mientras que otra, con un híbrido enchufable de un consumo elevado y gran potencia, puede entrar sin problemas e incluso aparcar gratis en ciertas ciudades en zonas de estacionamiento regulado.
Por ello, OCU exige en primer lugar revisar el sistema de etiquetas en función de las emisiones reales de modo que se base en función de la contaminación real y no de la tecnología de motor.
Y considera necesario tomar medidas adicionales para que la movilidad en las ciudades no dependa del nivel adquisitivo de los ciudadanos. Entre las medidas solicitadas por OCU destacan:
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